La transición energética consiste en implementar energías renovables y más respetuosas con el medioambiente frente a las energías tradicionales y no renovables. Asimismo, igualmente supone una explotación moderado y eficaz de los bienes energéticos.
Las agresiones al medio ámbito, el consumo desmesurado de los bienes fósiles y la actividad humana han provocado importantes cambios en el mundo. Con la finalidad de evitar la degradación del medio ámbito, el calentamiento total y la sobreexplotación de los bienes, surgió la transición energética.
La transición energética es una iniciativa que tiene el objetivo de que el consumo de energía de los diferentes países sea lo más eficaz y respetuoso con el medioambiente posible. Para ello, una de las piezas fundamentales es la sustitución de las fuentes de energía no renovables por aquellas que sí sean renovables.
Motivos que impulsan a la transición energética
Los bienes energéticos limitados han llevado a replantearse el maniquí energético, apostando por las energías renovables. La eficiencia energética ha pasado de ser una recomendación a convertirse en una ingenuidad obligatoria.
Por ello, se han fijado como objetivos la reducción de las emisiones de gases contaminantes para las próximas décadas. A su vez, se ha apostado por una veterano importancia de las fuentes renovables frente a las fuentes no renovables.
Esta transición examen un cambio a una sociedad con un pequeño consumo energético, al tiempo que incide en una distribución de la energía menos contaminante y más sostenible.
No hay que olvidar la importancia de la reducción de las emisiones de carbono. Con ello, se pretende conseguir un canción menos contaminado y una consiguiente reducción de las patologías de tipo respiratorio.
El suministro de energía ha generado relaciones de dependencia a nivel país. Uno de los objetivos de la transición energética es conseguir la autonomía energética de los países y poner fin a las tensiones que generan las compras de energía entre distintos estados.
Medidas para la transición energética
La transición energética implica representar sobre las tecnologías empleadas para obtener y consumir la energía y los medios de distribución e infraestructuras empleados para su distribución.
Más allá de las tecnologías, la transición energética igualmente implica el incuria de fuentes de energía no renovables como el carbón. No junto a duda de que las emisiones masivas producidas por la combustión de carbón han sido una de las principales causas del cambio climático. De hecho, el carbón consumido en las grandes centrales térmicas genera toneladas de gases de meta invernadero y es causa de patologías respiratorias.
Si acertadamente la energía nuclear permite obtener un elevadísimo rendimiento energético, los residuos de la fisión nuclear son enormemente contaminantes. La contaminación radiactiva es enormemente pernicioso para la vitalidad y el medio ámbito, sin olvidar los devastadores posesiones de incidentes nucleares como Chernobyl o Fukushima.
Mientras que el carbón desaparecería del nuevo energético y se procedería al obstrucción de centrales nucleares, con la transición energética, las energías renovables ganan importancia. En este sentido, se pretende que las fuentes de energía sean renovables.
Para creer por las energías renovables será necesario destinar mayores inversiones a infraestructuras, así como eliminar impuestos y trabas administrativas a las energías renovables.
Si acertadamente las energías renovables adquieren una importancia caudal en la transición energética, el autoconsumo siquiera queda a un costado. A través del autoconsumo se pretende cubrir una buena parte de la demanda energética.
Así, gracias al autoconsumo no solo se da respuesta a una importante fracción de la demanda energética, sino que se reducen los costes energéticos de suministro de las operadoras energéticas y se impulsa el consumo de una energía limpia.
La eficiencia energética es otro objetivo de la transición, por lo que igualmente se pondrán en marcha medidas para mejorar la eficiencia energética en los transportes, la industria y en los sistemas de calefacción de los edificios.
El cambio de maniquí energético igualmente conlleva importantes transformaciones económicas que pueden producir tensiones laborales y sociales. De ahí que los planes de transición energética incluyan medidas sociales y de calado profesional que reduzcan esas tensiones.