Ayer, 30 de abril de 2023, fue el extremo día de operaciones del mandado Aeolus de la Agencia Espacial Europea (ESA). Animado el 23 de agosto de 2018 su objetivo era calcular la velocidad del singladura entre la superficie y los 30 kilómetros de altura sobre todo el planeta. Son unos datos de los que hasta ahora nunca habíamos podido disponer porque, simplemente, no hay estaciones de medición sobre la anciano parte del planeta, y mucho menos en zonas remotas y océanos. Aeolus orbitaba la tierra 16 veces al día, cubriendo toda su superficie una vez cada semana.
Era además la primera vez que se intentaba poco así. Y ya al poco de estar activo en terreno quedó claro que Aladin, su único utensilio, funcionaba perfectamente, poco que no estaba claro del todo que fuera a suceder. Y es que las personas que habían concebido la labor llevaban 16 abriles trabajando en su mejora. Y aunque en teoría todo tenía que funcionar al final hay que demostrarlo en la ejercicio.
Tan es así que los datos de Aeolus se habían incorporado a los modelos que usan los principales servicios de predicción meteorológica de todo el mundo, entre ellos el Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Plazo Medio (ECMWF), Météo-France, la Met Office del Reino Unido, el Deutscher Wetterdienst (DWD) de Alemania y el Centro Franquista de Predicción Meteorológica a Plazo Medio (NCMRWF) de la India.
Queda ahora la etapa final de la labor en la que se programará su reentrada controlada en la ámbito, lo que sucederá este verano. La audacia de poner fin a la labor viene de un nivel cada vez más bajo de combustible, que pronto se iba a terminar, lo que impediría maniobrar en caso de tener que evitar una colisión o para perseverar su altura, y del aumento la actividad solar en este ciclo además ha contribuido a la audacia, pues un Sol más activo implica una ámbito más activa y más rozamiento que hace perder altura al mandado.
Pero no está mal: Aeolus estaba diseñado para durar tres abriles y lleva ya en terreno cuatro abriles y medio.
Y encima, al tener demostrado la viabilidad de la idea, deja en marcha la audacia de construir y propalar Aeolus-2 en menos de una plazo. Aunque manido que, como decía hacia lo alto, desde el principio quedó claro que Aeolus funcionaba, hubiera estado perfectamente que su sucesor hubiera estado astuto antaño.
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