Como en una película de miedo, cuando cae la incertidumbre en la montaña más suscripción del mundo, comienzan a surgir ruidos extraños.
El Everest, como todos los puntos de relato de la Naturaleza, es un oportunidad mítico. Una de sus leyendas acento de misteriosos golpes, crujidos y micro terremotos, que solo ocurren por la incertidumbre, y se han acrecentado en los últimos abriles.
Casi todas las montañas de la tierra se asocian con viejos dioses, antiguos poderes y monstruos imposibles, desde el Abominable hombre de las nieves al Detestable Hombre de la Nieves. Y el Everest no es una excepción.
Es obvio dejar demoler la imaginación, y apañarse explicaciones esotéricas a los escalofriantes ruidos nocturnos del Everest. Pero ese suele ser el discurso de los incultos, los interesados, o los temerosos. En pleno siglo XXI, la única respuesta está en la ciencia y la tecnología.
¿Qué son los ruidos nocturnos del Everest?
En finalidad, estos sonidos inquietantes existen, y solo ocurren por la incertidumbre: golpes, crujidos, chirridos, e incluso pequeños temblores de tierra. Pero no tiene carencia que ver con los terromotos. Los alpinistas lo comentan a menudo, hasta el punto de que no les dejan tenderse por la incertidumbre.
Y, curiosamente, estos ruidos misteriosos se han ido acrecentando en los últimos abriles.
Un conjunto de geólogos encabezados por el profesor Evgeny Podolskiy pasaron una semana en el Everest, en 2018, equipados con sismógrafos, según cuenta el Daily Mail. No subieron a la cima porque no son escaladores, se quedaron en los 5.000 metros de valor. Pero allí todavía se percibían esos sonidos.
Ellos mismos los escucharon por la incertidumbre, y no estaban seguros de dónde procedían, porque no eran terremotos ni movimientos de rocas, o del helero.
Solo cuando regresaron al laboratorio y estudiaron los datos de los sismógrafos, descubrieron su origen. Comparando datos de temperatura, velocidad del rumbo y las vibraciones detectadas por los sismógrafos, concluyeron que los ruidos, crujidos y golpes lo producía la ruptura brusca del hielo conveniente a la diferencia de temperaturas del día y la incertidumbre.
Adecuado al avance del cambio climático, las temperaturas diurnas en el Everest han aumentado varios grados. El propio profesor Evgeny Podolskiy explicó que él y su equipo iban en camiseta durante el día, con temperaturas superiores a los 20 grados centígrados, pero por la incertidumbre caían a 15 grados bajo cero.
Esta diferencia de 35 grados, que encima cambia bruscamente cuando se pone el sol, contrae el hielo del suelo y las rocas, haciendo que se resquebraje. Esto es lo que provoca los crujidos, golpes cuando el hielo cae de una talud, e incluso micro seismos, cuando una de esas rupturas se produce en el suelo congelado.
Así que ya tenemos explicación a los misteriosos ruidos nocturnos del Everest: el cambio repentino de temperatura contrae el hielo, y lo rompe. Es un engendro que se ha multiplicado en los últimos abriles, conveniente al cambio climático, ya que ahora las temperaturas diurnas son más elevadas en la montaña más suscripción del planeta.