Si sigues la prensa financiera y estás al día con lo que sucede en los mercados financieros, sabrás que 2022 fue un año terrible para la renta fija. 

Por ello, es el momento de analizar qué ha sucedido y qué podría advenir de aquí en delante. No olvidemos que los momentos de crisis suelen ofrecer buenísimas oportunidades

¿En qué situación estaba la renta fija antiguamente del 2022?

Lo primero de todo, vamos a ver cómo hemos llegado hasta aquí. En los últimos abriles, para muchos inversores la renta fija había dejado de ser un activo atractivo en el que modificar. De hecho, una gran parte de los bonistas tradicionales se vio obligada a admitir más peligro, comprando por ejemplo más acciones o viviendas para arrendar. A esta situación se le denomina represión financiera.

En diciembre de 2020 llegamos a ver como el bono a 10 abriles del Fortuna castellano ofrecía rendimientos negativos*. Y no se trataba de una rentabilidad ajena a ningún tipo de peligro pues, en 2022, este bono llegó a caer más de un 20% en precio. 

No suena muy atractivo, ¿verdad? Pero esta era la dura ingenuidad de la renta fija. Y aunque lo ilustremos a través del bono castellano, lo mismo sucedía en Europa, Estados Unidos, Japón y otras regiones donde se habían chapón políticas monetarias exaltado expansivas.

Grafica Bloomberg Renta Fija

Fuente: Bloomberg

*El bono del Fortuna castellano llegó a ofrecer una rentabilidad anualizada del -0,017% en diciembre de 2020.

¿Cuáles son los principales riesgos que influyen en el precio de un bono?

Para emplear las oportunidades de la renta fija, es necesario entender cómo funcionan sus dos principales catalizadores de rentabilidad y peligro, que son: Los diferenciales de crédito (asociado a la solvencia) y la duración (asociado a la volatilidad):

1. Los diferenciales de crédito (spreads)

Los diferenciales de crédito suponen el tipo de interés insignificante que el mercado exige, sobre el tipo de interés rescatado de peligro, a un determinado bono, en la medida en la que el emisor tiene una decano o último calidad crediticia. Hace abriles se hizo famosa la prima de peligro de España con respecto a Alemania. El diferencial de crédito es muy similar, pero en este caso, el diferencial de crédito es la diferencia entre el interés que paga una empresa con respecto a su país (o un país con un bono del hacienda considerado rescatado de peligro, como Alemania o Estados Unidos). 

Incluso el mismo emisor podría tener distintas calidades crediticias según el plazo, siendo por ejemplo muy solvente a corto plazo, pero no tanto a medio o holgado, y por consiguiente hablaríamos de la calidad de cada emanación en concreto. Si aumenta la percepción de peligro crediticio sobre un bono, aumentará su diferencial y por consiguiente caerá en precio, ofreciendo una decano rentabilidad.

De este modo, el tipo de interés de cualquier bono consta de la suma de dos partes: el tipo de interés rescatado de peligro y el diferencial de crédito.

2. La duración de los bonos

La duración, adicionalmente de estar estrechamente ligada al vencimiento de un bono (decano número de abriles hasta el vencimiento implica decano duración) además se puede interpretar como el porcentaje que variará el precio de un bono delante un cambio del 1% en la rentabilidad de ese bono (como hemos gastado antiguamente, la rentabilidad está compuesta por el interés rescatado de peligro más el diferencial de dicho bono). 

Recuerda que el interés o rentabilidad de un bono está inversamente relacionada con su precio. En este sentido, si los intereses del bono bajan el precio sube. Y cuando los intereses suben, el precio del bono herido.

Por ejemplo, si el tipo de interés de un bono pasara del 1,5% al 3%, la pérdida en el precio sería diferente en el caso de un bono con una duración de 2 abriles, donde la caída sería del 3% (1,5% X 2) frente a otro donde la duración fuera de 8 abriles, donde la caída sería del 12% (1,5% x 8). Ocurre lo mismo a la inversa, la subida sería decano en un bono con una duración más entrada para una misma descenso de tipos de interés.

¿Y qué sucedió en 2022?

En los abriles anteriores a 2022, asistimos a una burbuja de renta fija que, como has podido ver con el ejemplo del bono castellano a 10 abriles, ofrecía rendimientos insuficientes (incluso negativos en algunos casos) por admitir riesgos considerables.

Conveniente a esta burbuja, muchos bonistas asumieron más peligro del que les correspondía y fueron en exploración de activos más arriesgados. Pero incluso interiormente de los inversores que siguieron invirtiendo en renta fija, la gran mayoría subieron el peso en los bonos más arriesgados (con peor calidad crediticia y/o decano duración) en búsqueda de una rentabilidad poco más entrada. Lo que es entendible, porque nadie quería modificar en bonos que daban rentabilidad negativa.

Pero en 2022, y pillando a muchos inversores con el pie cambiado, esta burbuja saltó por los aires conveniente a una inflación descontrolada, no paisaje en las últimas cuatro décadas.

La inflación, que ya había comenzado a subir en 2021, se mantuvo entrada durante todo el año 2022, llegando a alcanzar el 9,1% interanual a mediados de año, en el caso de Estados Unidos, y el 10,6%, durante el posterior trimestre, en la Eurozona.

Esto provocó una respuesta muy sólido, por parte de los bancos centrales, que subieron los tipos de interés oficiales un 4,25% en el caso de Estados Unidos y un 2,5% en la Eurozona, durante el transcurso del 2022.

Este aumento tan robusto y rápido en los tipos de interés se extendió a todo el universo de renta fija y repercutió negativamente en el precio de los bonos, que cayeron a una velocidad e intensidad sin precedentes.

¿Te puedes imaginar cuáles fueron los bonos que más cayeron? Exacto, aquellos con una decano duración.

Esta vez no se puso en desconfianza la solvencia, por lo que no hubo una gran diferencia en las caídas según la calidad crediticia, porque los diferenciales de crédito tan pronto como aumentaron.

Para tener una narración de la caída de los bonos a nivel universal, el índice Bloomberg Aggregate Bond Index*, cayó un -16,25% en el acumulado del año.

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Fuente: Bloomberg

*El Bloomberg Aggregate Bond Index es uno de los índices de renta fija más amplios y utilizados por los operadores de renta fija y los gestores de fondos de inversión a nivel universal. Este índice tiene una duración de 6,80 abriles actualmente.

¿Qué oportunidades podemos encontrar en el momento presente?

Tras las grandes caídas, la renta fija podría acaecer recuperado las características fundamentales que la convierten en un valiosísimo activo: La estabilidad a través de ingresos fijos y predecibles con rendimientos positivos, el aumento de la diversificación con una último volatilidad que las acciones, y potencial de apreciación si la inflación y los tipos de interés vuelven a situarse en niveles más moderados.

Una vez que la renta fija vuelve a ser un activo considerable para formar parte de las carteras, sólo queda animarse en qué segmentos de esta hay decano valencia razonable al peligro y combinarlos, teniendo en cuenta además tu perfil de peligro.

De cara a ayudar una tipología de bonos frente a otra, en el momento presente, fíjate en dos grandes cuestiones: La calidad crediticia y el plazo.

Ambas cuestiones van a ser cruciales de cara a animarse dónde quieres posicionarte:

a)      Sobre la calidad crediticia: 

El interés rescatado de peligro ha subido sustancialmente, como consecuencia del aumento de la inflación y la subida de tipos por parte de los bancos centrales, situándose en niveles no vistos desde 2007 y 2008, si tomamos como narración los bonos del Fortuna a 2 abriles en Estados Unidos y Alemania, que son los emisores más solventes interiormente del universo dólar y euro. En los primeros días de abril, el bono a 2 abriles de Estados Unidos ofrece el 3,97% y el del Fortuna germano un 2,55% (frente a una media del 1,74% y del -0,20% respectivamente en los últimos 5 abriles).

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Fuente: Bloomberg

Sin retención, los diferenciales de crédito (spreads) se encuentran sólo tenuemente por encima de la media en los últimos abriles. Tomando los índices de Blomberg como narración, los diferenciales de crédito en Estados Unidos, interiormente del segmento Investment Grade, se encuentran en un 1,31% respecto a una media del 1,15% en los últimos 5 abriles. Y para el High Yield un 4,77% frente al 4,07% de media en el mismo periodo. Situación que se repite en el caso de Europa.

En este entorno de tipos altos y diferenciales bajos, tiene sentido dar un decano protagonismo a los bonos de entrada calidad crediticia. Teniendo en cuenta adicionalmente que son los que decano descorrelación ofrecen frente a la renta variable, pues los diferenciales de crédito aumentan, normalmente, cuando empeora la situación de la caudal y los beneficios empresariales se resienten. De este modo, en las caídas de bolsa los bonos de último calidad crediticia (y decano spread) tienen un peor comportamiento que los de entrada calidad crediticia.

No obstante, aunque le des un decano protagonismo en tu cartera a los bonos de entrada calidad crediticia (países o compañías con ratings elevados y gran solvencia) puedes reservar una parte más escasa para bonos High Yield con el fin de aumentar el potencial de rentabilidad de tu cartera en el medio plazo, sabiendo que asumes decano peligro en ese bando. 

En ese caso es crucial hacerlo de la mano de gestores profesionales y con una cartera muy diversificada, para estar protegido en caso de que la situación económica pudiera deteriorarse con fuerza y surgieran algunos impagos en los emisores de último calidad.

b)     Tramos cortos frente a tramos largos:

Teniendo claro que los bonos de decano duración son más volátiles y que la duración aumenta conforme aumentan los plazos, podrían justificarse vencimientos cortos, largos o una combinación de los dos. Por un costado, los bonos de corto plazo proporcionan una elevadísima estabilidad en las carteras, ofreciendo una rentabilidad conocida sin grandes fluctuaciones en precio. Por el otro, los bonos a medio y holgado plazo, aunque pueden sufrir mayores fluctuaciones en precio, garantizan las rentabilidades que ofrece hoy el mercado durante más abriles, evitando así el peligro de reinversión a una tasa último (a decano plazo último peligro de reinversión). Adicionalmente, los bonos de decano plazo y duración han caído más en precio.

Por ello, sería mediano combinar bonos de corto, medio y holgado plazo teniendo claro que, especialmente en los tramos más largos, habrá que ser muy cuidadoso a la hora de aspirar al emisor, puesto que le prestaremos financiación durante más tiempo.

Como conclusión

Es improbable que dos abriles seguidos sean los peores de la historia. Para poder emplear esta situación anormal, es esencia entender lo que ha propiciado las fuertes caídas de la renta fija y ser consciente de los principales riesgos de este activo, lo que te ayudará a la hora de configurar tu cartera. 

En el momento presente, la renta fija podría recuperar sus características, ofreciendo una rentabilidad más atractiva que en los últimos abriles y unos riesgos asociados más controlados, si damos prioridad a los bonos de entrada calidad crediticia, combinando emisiones de plazos cortos y largos.

Por TERABITE