Posteriormente de casi tres primaveras, desde ya ese marzo de 2020, la Ordenamiento mundial de la vigor (OMS) decidió por fin colocar en el congelador al COVID-19 como emergencia internacional.
En el ámbito de la decimoquinta reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Taza Internacional, la OMS destacó la tendencia decreciente en las muertes por COVID-19, la disminución de las hospitalizaciones relacionadas con COVID-19 y los ingresos en unidades de cuidados intensivos, y los altos niveles de inmunidad de la población al SARS-CoV-2.
La posición del Comité ha ido evolucionando en los últimos meses. Si proporcionadamente reconocieron las incertidumbres restantes publicadas por la posible proceso del SARS-CoV-2, aconsejaron que es hora de hacer la transición a la trámite a dadivoso plazo de la pandemia de COVID-19.
El Director Universal de la OMS está de acuerdo con el asesoramiento ofrecido por el Comité en relación con la contemporáneo pandemia de COVID-19. Determina que COVID-19 es ahora un problema de vigor establecido y continuo que ya no constituye una emergencia de vigor pública de importancia internacional (ESPII).
La Directora Universal anunció la publicación del Plan Táctico de Preparación y Respuesta contra la COVID-2023 2025-19, diseñado para orientar a los países en la transición en torno a la trámite a dadivoso plazo de la COVID-19. Este plan describe acciones importantes que los países deben considerar en cinco áreas: vigilancia colaborativa, protección comunitaria, atención segura y escalable, acercamiento a contramedidas y coordinación de emergencias.

«Si proporcionadamente la evaluación del aventura mundial sigue siendo adhesión, hay pruebas de que la reducción de los riesgos para la vigor humana se debe principalmente a la adhesión inmunidad de la población frente a la infección, la inoculación o ambas; virulencia constante de los sublinajes Omicron del SARS-CoV-2 actualmente en circulación en comparación con los sublinajes Omicron que circulan anteriormente; y una mejor trámite de los casos clínicos. Estos factores han contribuido a una disminución general significativa en el número semanal de muertes, hospitalizaciones y admisiones relacionadas con COVID-19 en unidades de cuidados intensivos desde el principio de la pandemia. Si proporcionadamente el SARS-CoV-2 continúa evolucionando, las variantes actualmente circulantes no parecen estar asociadas con una decano recaída», dice la OMS.
Recomendaciones de la OMS para tocar ahora el COVID-19:
1. Sostener las ganancias de capacidad franquista y prepararse para eventos futuros para evitar que ocurra un ciclo de pánico y negligencia. Los Estados Partes deberían considerar cómo mejorar la preparación de los países para futuros brotes. En consonancia con las orientaciones de la OMS, los Estados Partes deben refrescar los planes de preparación para pandemias de patógenos respiratorios incorporando las conocimiento extraídas de los exámenes nacionales y subnacionales luego de la energía. Los Estados Partes deben seguir restableciendo los programas de vigor afectados negativamente por la pandemia de COVID-19.
2. Integrar la inoculación contra la COVID-19 en los programas de inoculación a lo dadivoso de toda la vida. Los Estados Partes deben nutrir los esfuerzos para aumentar la cobertura de inoculación contra la COVID-19 para todas las personas en los grupos de adhesión prioridad (según se define en la hoja de ruta del SAGE de abril de 2023) con las vacunas recomendadas por la OMS y continuar abordando activamente los problemas de admisión y demanda de vacunas con las comunidades.
3. Reunir información de diversas fuentes de datos de vigilancia de patógenos respiratorios para permitir un {conocimiento} integral de la situación. Los Estados Partes deben nutrir a la OMS la presentación de datos sobre mortalidad y morbilidad, así como información sobre las variantes de vigilancia. La vigilancia debe incorporar información procedente de una combinación adecuada de poblaciones centinela representativas, vigilancia basada en eventos, vigilancia de aguas residuales humanas, serovigilancia y vigilancia de poblaciones de animales seleccionados que se sabe que están en aventura de SARS-COV-2. Los Estados Partes deben emplear el Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Constipado (GISRS) y apoyar el establecimiento de la Red Mundial de Laboratorios de Coronavirus de la OMS (CoViNet).

4. Prepararse para que se autoricen contramedidas médicas internamente de los marcos regulatorios nacionales para avalar la disponibilidad y el suministro a dadivoso plazo. Los Estados Partes deben reforzar sus autoridades reguladoras para apoyar la autorización y el uso a dadivoso plazo de vacunas, diagnósticos y terapias.
5. Continuar trabajando con las comunidades y sus líderes para alcanzar comunicaciones de riesgos sólidas, resilientes e inclusivas y programas de trámite de la comunidad (RCCE) e infodemia. Los Estados Partes deben adaptar las estrategias e intervenciones de trámite de la RCCE y la infodemia a los contextos locales.
6. Continuar levantando las medidas sanitarias relacionadas con los viajes internacionales COVID-19, basadas en evaluaciones de riesgos, y no exigir ninguna prueba de inoculación contra COVID-19 como requisito previo para los viajes internacionales.
7. Continuar apoyando la investigación para mejorar las vacunas que reducen la transmisión y tienen una amplia aplicabilidad; comprender todo el espectro, la incidencia y el impacto de la enfermedad posterior a COVID-19 y la proceso del SARS-COV-2 en poblaciones inmunocomprometidas; y desarrollar vías de atención integrada pertinentes.
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