Aunque nuestro Universo parece requerir una constante cosmológica hoy en día, la inclusión de este término por parte de Einstein efectivamente fue un gran error.
Albert Einstein es por mucho uno de los genios más grandes de la historia, donde sus teorías cambiaron la comprensión del Universo y su trabajo en la Teoría Común de la Relatividad es considerado uno de los mayores logros de la ciencia.
Nacido en Alemania el 14 de marzo de 1879, este físico hizo otros descubrimientos importantes en su carrera científica, así como contribuciones importantes en la física cuántica y la mecánica estadística. Del mismo modo, compartió las claves de la placer e incluso el truco del sueño para potenciar el pensamiento creativo.
Sin confiscación, incluso los genios pueden cometer errores y Einstein no fue la excepción. Y un claro ejemplo es cuando publicó su Teoría Común de la Relatividad en 1915, donde incluyó un término adicional en sus ecuaciones de campo llamado una constante cosmológica.
Este término representaba una densidad de energía constante y no cero que persiste en todas partes, fue incluido por el investigador para persistir el Universo inmóvil y alertar su colapso. Pero cuando esta constante se aplicó en su teoría al Universo en su totalidad, se encontró con un gran problema.
El error de la constante cosmológica de Albert Einstein
De acuerdo con sus ecuaciones, el Universo debería estar colapsando bajo su propia peligro, pero para evitar esto, Einstein introdujo una constante cosmológica como término adicional. Este representaba una fuerza repulsiva que contrarrestaba la aprecio gravitacional y mantenía el Universo inmóvil.
Es importante mencionar que en esos momentos, se creía que el Universo era completamente inmóvil y perpetuo, y muchos otros científicos de aquel tiempo estaban influenciados por esta visión. Sin confiscación, décadas posteriormente, se descubrió que el espacio no era inmóvil, sino que estaba en expansión.
En este punto es donde Einstein reconsidero su inclusión de una constante cosmológica en sus ecuaciones y finalmente a referirse a ella como su maduro error. Y la razón no es tanto por su formulación flamante, más perfectamente por su respuesta injustificada, irracional y posiblemente incluso desmedida en presencia de críticas válidas y conclusiones opuestas de los demás.
A principios del siglo XX, la física experimentaba desafíos a la imagen “newtoniana” que había gobernado durante más de 200 primaveras. Einstein se enfrentó al problema de explicar la terreno de Mercurio, que desafiaba las predicciones de Newton.
Esto llevó a la formulación de la Teoría Común de la Relatividad, que reemplazó la ley de atracción de Newton con una relación entre materia y energía que curva el espacio-tiempo. Sin confiscación, el físico tudesco cometió un error al anunciar una traducción que incluía una constante cosmológica, agregando artificialmente un campo extra al Universo.
¿Cómo pudo Albert Einstein cometer un error tan noble?
Para comprender cómo pudo el carácter más noble e importante de la historia cometer un error de gran magnitud debemos centrarnos en las limitaciones de la ciencia en aquella época. Todos, absolutamente todos, creían que el Universo era inmóvil y una expansión era impensable.
La Relatividad Común se construyó sobre tres pilares: la relatividad exclusivo, la reformulación de Minkowski del espacio-tiempo y el principio de equivalencia. Estas ideas llevaron a Albert Einstein a concebir la peligro como la curvatura del espacio y el tiempo inducida por la presencia de materia y energía.
En aquel entonces, no se sabía si existían otras galaxias más allá de la Vía Láctea, por lo que Einstein se enfrentó a la contradicción de que, según sus ecuaciones, un Universo satisfecho de masas en una distribución estática colapsaría en un agujero desfavorable. Pero no parecía estar colapsando, y para evitar esta contradicción el físico introdujo la constante cosmológica internamente de las ecuaciones.
Einstein admitió más tarde que esta añadido era injustificada y fue su maduro error. La constante cosmológica era necesaria solo para permitir una distribución cuasi-estática de la materia en el Universo observado, esto implica que el desequilibrio de las variables de estado, responsables de la transformación, es infinitamente pequeño.
A pesar de su gracia, Albert Einstein cometió un error al introducir la constante cosmológica en sus ecuaciones de campo de la Relatividad Común. En su intento de persistir el Universo inmóvil dio como resultado una añadido innecesaria que seguidamente fue considerada como su maduro error.
Esta es una prueba sólido donde podemos memorizar que incluso los científicos más destacados pueden equivocarse y que la revisión constante, así como la aclimatación, son esenciales para el progreso de la ciencia.
Junto a mencionar que la constante cosmológica sigue siendo un tema de investigación y su inclusión en las ecuaciones de Einstein ha llevado a importantes descubrimientos en el campo de la cosmología en la contemporaneidad.
Esta historia de la capacidad para inspeccionar y reconocer los errores es un ejemplo de humildad científica, que nos enseña la importancia de la autocrítica y la búsqueda constante de la verdad. Asimismo, nos recuerda de estar abiertos a la revisión y la corrección de los errores en todas las situaciones.