El coche tiene una avería. Lo llevas al taller del concesionario. Le cambian unas cuantas piezas. Llega el momento de preguntar qué le pasaba y la respuesta no puede ser más sorprendente: «no puedo decírtelo por protección de datos».
Puede parecer incongruencia y así lo es, pues pese a que los talleres mecánicos sí tienen que cumplir determinadas obligaciones del Reglamento Genérico de Protección de Datos, estas no condicionan en ningún momento que el mecánico del coche comunique al cliente las piezas que ha cambiado del coche.
La «privacidad del coche» como excusa
Aún así, hay talleres que utilizan esta excusa para no explicar a sus clientes los detalles de lo que están haciendo con el coche. Así lo explica el taller de Santo Gaitán, quien expone un caso relacionado con un concesionario de Renault.
El cliente se compró un transporte que perdía grasa y los mecánicos le dijeron que había que cambiar 12 piezas. Cuando pidió conocer cuáles, la respuesta fue que no podían decírselas por protección de datos, para suministrar la privacidad del coche.
Esta respuesta carece de dialéctica admitido, pues la privacidad se aplica a la personas y no a objetos como el coche, que encima son de nuestra propiedad. Sin bloqueo, tal y como apunta Chasis Cero, la excusa de la protección de datos se ha utilizado en varias ocasiones por parte de los talleres para evitar dar más explicaciones.
Si os encontráis con un caso similar, os recomendamos asistir a otro taller donde los mecánicos sean más profesionales. Pese a que el RGPD ha generado en muchas ocasiones una complejidad añadida, en ningún momento es suficiente para evitar dar un circunstancia sobre una estancia de nuestro coche.
El artículo 4 del RGPD establece datos personales como «toda información sobre una persona física identificada o identificable». Una definición suficiente clara como para entender que un coche no entra internamente de esta categorización.
Sí existen algunas obligaciones que deben cumplir los talleres en materia de protección de datos. Por ejemplo el de no despachar publicidad a los clientes sin su consentimiento, así como el derecho a la portabilidad. Es opinar, poder trasladar nuestros datos de un taller a otro. Precisamente por si nos tratan mal en alguno de ellos, con excusas como la de la protección de datos.
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