¿La semana sindical de cuatro días ha venido para quedarse? ¿Es factible percibir lo mismo y trabajar un día menos a la semana?
La flexibilidad sindical, las buenas condiciones en el trabajo y la satisfacción de los trabajadores han sido cuestiones analizadas por economistas, expertos en derecho del trabajo, sindicatos y empresarios. En este sentido, los defensores de la semana sindical de cuatro días valoran esta medida como una opción que incrementa la productividad de los trabajadores, que reduce los costes energéticos de las empresas y que restablecimiento su bienestar profesional y emocional.
Las experiencias de Gran Bretaña e Islandia parecen avalar esta propuesta. Países como Japón, con una arraigada civilización del trabajo, ya reflexionan sobre una semana de cuatro días laborables. El exceso de horas trabajadas es una existencia en Japón, donde, los trabajadores tienden a enojar e incluso se muestran propensos al suicidio.
En esta ristra, la experiencia de Microsoft en 2019 es especialmente destacable. La compañía ofrecía tres días de refrigerio semanales y vio cómo su productividad mejoraba en un 40%. Por el contrario, el prueba de Suecia no resultó tan satisfactorio, pues muchas empresas no obtuvieron los enseres deseados.
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Los sindicatos europeos se muestran partidarios de implantar la semana sindical de cuatro días. Son varios los países europeos que han puesto en marcha esta medida. Pero, a la audiencia de las distintas experiencias, cerca de preguntarse si estamos frente a un simple prueba o frente a una existencia que perdurará.
Gran Bretaña e Islandia, un éxito terminante
Las empresas británicas que probaron a implementar la semana sindical de cuatro días durante un periodo de seis meses se mostraron más que satisfechas. Y es que, de un total de 61 empresas que formaron parte del prueba, el 92% decidió continuar con cuatro días laborables a la semana.
A lo amplio de estos seis meses se analizó el impacto de esta medida, valorando sus enseres en la productividad, satisfacción de los empleados y cuestiones medioambientales y de igualdad.
La fórmula de las empresas británicas que han tomado parte en esta experiencia es clara. El trabajador percibe el 100% del salario por un 80% del tiempo de trabajo. En otras palabras, se mantienen los ingresos de los trabajadores y se trabaja un 20% menos a la semana.
El denominado 4 week completo ha resultado tan exitoso que empresas de países como Irlanda, Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda están valorando su puesta en marcha.
La iniciativa no solo cuenta con el respaldo popular, sino que hay partidos políticos que la apoyan, como sucede en Escocia. Los ensayos o programas pilotos arrojan resultados positivos y, cada vez, son más las empresas dispuestas a dar el paso.
Desde el punto de audiencia de los derechos del trabajador parece una propuesta revolucionaria. Sin bloqueo, para muchos británicos, la semana sindical de cuatro días pasará a convertirse en un derecho tan consolidado como las prestaciones por desempleo o las receso remuneradas.
A la hora de observar la semana sindical de cuatro días, un país ha sido el ejemplo de Reino Unido. Se manejo de Islandia, una nación pionera en este aspecto.
Islandia se ha caracterizado por ser un país próspero y con altos niveles de bienestar social y financiero. Por lo que respecta a la semana sindical de cuatro días, Islandia se ha situado a la vanguardia, poniendo a prueba esta iniciativa entre 2015 y 2019.
Tras poner en marcha un prueba con más o menos de 2.500 trabajadores, los resultados fueron muy positivos. Se pasó de 40 horas semanales de trabajo a jornadas semanales de entre 35 y 36 horas laborables.
Los enseres fueron más que evidentes. Con menos horas laborables, los trabajadores pudieron conciliar mejor su vida personal y profesional. Asimismo, la júbilo de los empleados mejoró y el estrés sindical disminuyó considerablemente.
Experiencias no tan exitosas
En 2015, Suecia puso a prueba jornadas diarias de 6 horas en oficio de las 8 horas habituales. Abonar el mismo salario por menos horas de trabajo no tuvo una buena acogida y eran muchos quienes sostenían que similar medida generaría unos costes económicos imposibles de cubrir.
La prueba generó resultados muy dispares entre las empresas. No todas las empresas vieron mejorada su productividad ni lograron permanecer sus costes en los niveles deseados. Perfectamente es cierto que la medida sí funcionó en el sector váter, donde mejoró la productividad del personal. Asimismo, grandes empresas como Toyota decidieron continuar con una caminata sindical de 6 horas diarias.
El caso belga incluso resulta especialmente vistoso. Bélgica legisló en noviembre de 2022 para poder condensar la totalidad de las horas de trabajo en tan solo cuatro días. Ahora proporcionadamente, no había una reducción de horas, sino que cada trabajador podía arriesgarse si distribuir sus horas de trabajo en cuatro o cinco días.
Con esta medida, el gobierno belga, que encabezaba el primer ministro Alexander de Croo, buscaba una veterano flexibilidad sindical, tratando de mejorar el modo en que los ciudadanos compaginaban su vida conocido y sus obligaciones laborales.
No obstante, el maniquí belga tiene sus inconvenientes. Así, aquellos trabajadores que deciden disponer su caminata sindical en cuatro días, deben afrontar jornadas laborales diarias muy largas.
Otra empresa que no tuvo éxito al implementar la semana de cuatro días de trabajo fue Telefónica. La compañía española de telecomunicaciones ofrecía una reducción de caminata, con 32 horas semanales, pero con una reducción aparejada del sueldo. La idea no convenció a los trabajadores, pues los empleados de Telefónica no querían ver reducidos sus ingresos.
Otros proyectos piloto
Son muchos países y empresas los que se atreven a sumergirse en esta medida rompedora. Este es el caso de la compañía Unilever en Nueva Zelanda. Desde el punto de audiencia del observación del trabajo en la empresa, su teoría resulta interesante. Así pues, los directivos de Unilever creen que analizar el rendimiento de los trabajadores en función del tiempo es una idea obsoleta.
En Estados Unidos, existe un amplio número de trabajadores ya no dispuestos a una semana de cuatro días laborables con horas reducidas, sino a condensar en cuatro días la totalidad de su presente semana de trabajo. Prueba de ello es que el 74% de los trabajadores estadounidenses consideran que podrían realizar el mismo trabajo con jornadas laborales más largas distribuidas en cuatro días.
Otras opciones para impulsar la semana de cuatro días laborables pasan por incentivar a las empresas desde el Estado. Prueba de ello es el tesina piloto del gobierno de España, que ofrecerá ayudas a las PYMES que implementen la semana sindical de cuatro días. El sentido de estas ayudas es financiar parte de los costes salariales hasta que las empresas puedan compensarlos al ver su productividad incrementada.
Son muchas las cuestiones que la semana sindical de cuatro días deja para reflexionar. ¿Se compensará la reducción de horas con un incremento generalizado de la productividad? ¿Pasará a consolidarse como un derecho del trabajador? ¿Se implantará de modo generalizada?