Los planetas se forman a partir de grandes discos de polvo y gas que se acumulan en torno a de sus estrellas anfitrionas. Hace miles de millones de abriles, nuestro sistema solar se habría manido como un solo punto de luz brillante proveniente del sol, con un disco de materia girando a su en torno a que eventualmente se agrupó en planetas. Para formarse sobre cómo se formó nuestro sistema solar, es útil observar otros sistemas que actualmente están pasando por este proceso, como TW Hydrae, un sistema situado a 200 abriles luz de distancia y que se volvió alrededor de nosotros, lo que lo convierte en el ocupación valentísimo para observar la formación planetaria.
Pero hay poco extraño en el sistema TW Hydrae. En 2017, los astrónomos notaron por primera vez una extraña sombra que era visible en el disco de polvo y gas que rodeaba la suerte. Si aceptablemente tales sombras son típicamente de un planeta formado en el interior del disco, en este caso la forma y el movimiento de la sombra sugirieron que en existencia era de un segundo disco, situado en el interior del primer disco e inclinado en un ángulo diferente. Ahora, los astrónomos creen que han manido evidencia de un tercer disco, con los tres apilados y creando un arduo patrón de sombras.
Los investigadores utilizaron datos del Telescopio Espacial Hubble recopilados en 2021 para observar el sistema, encontrando que la sombra era diferente de lo que esperaban según la teoría de un disco proyectando una sombra en un segundo disco.
«Descubrimos que la sombra había hecho poco completamente diferente», dijo el investigador principal John Debes, del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial, en un comunicado. «Cuando miré los datos por primera vez, pensé que poco había saledizo mal con la observación porque no era lo que esperaba. Al principio estaba desconcertado, y todos mis colaboradores decían: ¿Qué está pasando? Verdaderamente tuvimos que rascarnos la vanguardia y nos tomó un tiempo encontrar una explicación».
Descubrieron que la explicación más probable para las observaciones son dos discos desalineados en el interior de un tercer disco más holgado. Esa es una configuración muy extraña para un sistema planetario. «Nunca hemos manido esto ayer en un disco protoplanetario», dijo Debes. «Hace que el sistema sea mucho más arduo de lo que pensábamos originalmente».
Podría ser que ya haya planetas formados en el interior de cada uno de los discos, que es lo que está causando las sombras. Para obtener más información, una posibilidad es utilizar la poderosa visión infrarroja del Telescopio Espacial James Webb para observar las sombras con más detalle.
La investigación se publica en The Astrophysical Journal.
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