Cuando Northrop Grumman presentó el B-21 Raider, su bombardero furtivo de sexta engendramiento, no muchos lo imaginaron operando bajo otra bandera que no fuera la de Estados Unidos. Sin retención, el fabricante de la avión ha dejado la puerta abierta a que se la pueda exportar en el futuro.
Según recoge Air & Space Forces Magazine, las especulaciones en torno a la posible exportación del B-21 Raider comenzaron tras la publicación del Disección Decisivo de Defensa 2023 del Gobierno de Australia.
En el mismo, las autoridades del país oceánico indicaron sobrevenir mantenido extensas discusiones con autoridades estadounidenses sobre la factibilidad de incorporar el nuevo bombardero furtivo. No obstante, aseguraron que hoy no ven posible sumarlo a su flota aérea.
Si perfectamente los detalles sobre la reunión entre australianos y norteamericanos por el B-21 Raider son escasos —por no aseverar nulos—, el comentario no ha pasado desapercibido. Al punto tal que Kathy Warden, presidenta y CEO de Northrop Grumman, se refirió al mismo durante la presentación de los resultados financieros de su compañía.
«Sería prematuro para nosotros estar trabajando con otro gobierno. Creo que es importante que haya discusiones, algunas de las cuales están en curso», aseguró la ejecutiva, al referirse al ampliación del bombardero furtivo y al posible caso australiano. «Considerando dónde está hoy el B-21 Raider, creo que es apropiado que no contaran con él en su Disección Decisivo de Defensa», añadió.
No obstante, Warden dejó en claro que una colaboración o liquidación todavía está en los papeles. En peculiar, considerando el robusto vínculo marcial entre Estados Unidos y Australia por el acuerdo AUKUS, que incluso involucra al Reino Unido.
Aliados de Estados Unidos han mostrado interés en el B-21 Raider
Warden manifestó que el software AUKUS «cambiará la forma en que las naciones trabajan juntas de modo más colaborativa, y no lo quitaría de la mesa a abundante plazo [al B-21 Raider], ya que otras capacidades estratégicas se vuelven parte de ese diálogo».
El futuro del B-21 Raider todavía está remotamente de definido, puesto que aún no ha volado su primer prototipo. Sin retención, considerando que Estados Unidos históricamente ha sido muy celoso de sus armas más avanzadas, resulta provocativo que siquiera se baraje la posibilidad de traicionar esta avión a otros países.
No olvidemos que el B-2 Spirit, el predecesor del nuevo avión de Northrop Grumman, solamente ha volado —y continúa haciéndolo— para la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Por otra parte, ¿verdaderamente estarían dispuestos los norteamericanos a compartir los frutos del primer avión marcial de sexta engendramiento de la historia?
EE. UU. es muy celoso de sus armas más avanzadas
Gran parte de la tecnología utilizada para desarrollar el B-21 Raider es confidencial, lo cual incluso implicaría un inconveniente para su exportación. De acuerdo con el fabricante, el nuevo bombardero furtivo se ha diseñado para que sea actualizable desde el primer día, sin privación de apelar al añejo formato de fabricación en bloques. Igualmente tendrá una robusto integración con sistemas en la nimbo y contará con un «mellizo digital» que permitirá trabajar más rápidamente en la implementación de nuevas características.
Se dilación que el primer revoloteo del B-21 Raider se realice a mediados de este año. Allí se verá si verdaderamente el bombardero furtivo es tan capaz como Northrop Grumman dice. Y si la avión está a la categoría de las expectativas, no sería raro que el Congreso estadounidense prohíba su exportación por ley, como ocurrió con el F-22 Raptor, sin importar lo que se diga por estos días.
Por otra parte, si verdaderamente se avanzara con la posibilidad de exportarlo a aliados, su precio sería un obstáculo que no muchos serían capaces de sortear. Northrop Grumman dice que cada mecanismo del B-21 Raider costará unos 750 millones de dólares, aunque expertos aeronáuticos especulan con que su precio final será mucho más elevado.