NVIDIA ya es una de las compañías más valiosas del planeta. La tecnológica estadounidense alcanzó recientemente, y por primera vez en su historia, una capitalización de mercado de más de un billón de dólares, lo que le ha permitido codearse con grandes de la industria como Apple, Microsoft y Google. Sin retención, no siempre gozó de esta goloso salubridad financiera.
En sus inicios, poco posteriormente de su fundación, estuvo cerca de quedarse fuera del negocio de las tarjetas gráficas, pero recibió la ayuda de una compañía japonesa que le permitió seguir en carrera. Sin aquel evento, el destino de los creadores de los famosos productos GeForce podría activo sido muy diferente. Volvamos en el tiempo para conocer mejor esta historia.
SEGA, el socio que acabó siendo mucho más que eso
El 5 de abril de 1993, NVIDIA fue fundada por tres ingenieros apasionados por la innovación tecnológica y la informática. Jensen Huang, que había sido director de LSI Logic y diseñador de microprocesadores en AMD; Chris Malachowsky, que se había desempeñado en Sun Microsystems, y Curtis Priem, que había diseñado chips gráficos en IBM.
Los fundadores vislumbraron un futuro en el que los videojuegos tendrían un papel importante. Pero el exposición de este sector requeriría de hardware especializado, y es precisamente allí donde querían destacarse. Como Huang reconocía en una entrevista con Fortune, aquel sueño comenzó con al punto que “40.000 dólares en el tira” (unos 93.000 dólares en la presente).
Con la delegación de crear hardware de gráficos 3D para juegos y otras aplicaciones multimedia, la compañía se estableció en una pequeña oficina en Sunnyvale, California. El objetivo era avaricioso, pero el espacio de trabajo era más correctamente modesto. Los empleados almorzaban rodeando de una mesa de ping pong y compartían los baños con otras compañías.
NVIDIA NV1
Gracias a una inversión externa adicional, NVIDIA consiguió los capital necesarios para poner en marcha y presentar su primer producto comercial: la gráfica NV1. Se comercio de una propuesta que ofrecía gráficos en 2D y 3D, sonido integrado e incluso compatibilidad con juegos y mandos de Sega Saturn (una de sus ventajas era que prometía emplear juegos de la consola portados a PC).
La gráfica NV1 llegó al mercado de consumo en 1995 de la mano de Diamond bajo el nombre Diamond Edge 3D, pero estuvo allí de ser un éxito comercial. Uno de los motivos que se cree que podría activo desfavorecido a esta propuesta de NVIDIA era su elevado precio, producto de la integración de sonido y vídeo en la misma placa.
Para ese entonces, el balanceo financiero del fabricante empezaba a mostrar números en rojo, pero un resolución con SEGA se convirtió en una esperanza. La firma estadounidense se convirtió en la responsable de desarrollar el sistema dibujo de la consola de próxima coexistentes de la firma japonesa (consola que acabaría llamándose SEGA Saturn).
El plan avanzó por buen camino durante varios primeros meses, pero llegó un momento en el que NVIDIA se enfrentó a una de las encrucijadas más difíciles de su historia: descubrió que toda la tecnología que habían desarrollado tenía el enfoque erróneo y que se dirigía unido a SEGA con destino a un callejón sin salida.
NVIDIA RIVA 128
“A posteriori de un año de exposición nos dimos cuenta de que nuestra construcción tenía la organización equivocada. Era técnicamente insuficiente y Microsoft estaba a punto de anunciar Windows 95 Direct 3D con inverse texture mapping and triangles (mapeo inverso de texturas)”, recordaba Huang en un discurso de división de la Universidad Doméstico de Taiwán.
Hasta ese momento, la tecnología de NVIDIA se basaba en un concepto completamente diferente conocido como forward texture mapping (mapeo directo de texturas). Si adoptaban un camino diferente al de Windows, acabarían poniendo en el mercado una decisión gráfica incompatible con el sistema operante dominante y, posiblemente, con el resto de la industria.
SEGA Saturn
Los problemas de la compañía de tarjetas gráficas, no obstante, no acababan ahí. No estaban en condiciones de seguir delante con la asociación con SEGA, pero siquiera podían prescindir de su resolución. Sin el plata del acuerdo, NVIDIA se enfrentaba al precipicio crematístico.
“Contactamos con el CEO de SEGA y le explicamos que nuestro enfoque era el erróneo, que debería encontrar otro socio. Y que no podíamos completar el resolución. Tuvimos que detener, pero necesitábamos nos pagara o NVIDIA acabaría quebrando”, añadía el presente mayor responsable de la compañía gráfica.
Pese a las circunstancias, SEGA decidió apoyarlos. «Nos dio seis meses de vida», recordaba Huang. Durante ese período de tiempo, NVIDIA canalizó sus capital para rediseñar su organización en tiempo récord y así consiguió desarrollar una nueva dispositivo de procesamiento dibujo, la RIVA 128, que abrazaba la compatibilidad con Direct3D y terminó siendo un éxito. SEGA, por su parte, construyó la consola Saturn con las soluciones gráficas, NEC y VideoLogic 2. El resto es historia.
Imágenes: Fritzchens Fritz | SEGA | NVIDIA
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