Más de 800 millones de árboles se han talado en el Amazonas en solo seis primaveras para satisfacer la demanda mundial de carne de res brasileña. Esto equivale a 1,7 millones de hectáreas, destruidas por la industria ganadera en Brasil entre 2017 y 2022, de acuerdo con una nueva investigación en la que participaron la Oficina de Periodismo Investigativo (TBIJ), The Guardian, Repórter Brasil y Forbidden Stories.

El estudio es parte del plan Negro y Dom, una iniciativa creada por Forbidden Stories, una red de periodistas sin fines de rendimiento con sede en Francia. El nombre del plan hace relato a Negro Pereira, avezado en pueblos indígenas, y Dom Phillips, periodista inglés colaborador de The Guardian y otros medios internacionales. Los dos investigaron durante primaveras casos relaciones con la pesca ilegal, la apropiación de tierras y redes criminales que operan en el Amazonas. En 2022, fueron asesinados.

El estudio sobre la deforestación causada por la actividad ganadera es una de varias entregas del plan, en el que se involucraron al final cerca de 50 periodistas de 16 medios y organizaciones de noticiero de todo el mundo. La motivación, dijo Forbidden Stories, es terminar el trabajo de Negro y Dom.

La pérdida forestal denunciada fue calculada gracias a imágenes satelitales, registros de movimiento de reses y otros datos, que permitieron confirmar que la tala había ocurrido en las cercanías de más de 20 mataderos. Todas estas plantas ganaderas eran propiedad de solo tres operadores: JBS, Marfrig y Minerv​a. Se tráfico de grandes actores en el mercado internacional de carne de res, responsables de cerca de del 70% de las exportaciones de Brasil, explica el reporte de Forbidden Stories.

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La carne criada del Amazonas, en las mesas de todo el mundo

La investigación se centró en los estados brasileños de Mato Grosso, Pará y Rondônia. JBS, Marfrig y Minerva operan en otras partes del Amazonas, por eso se estima que la dimensión del desmonte sea incluso longevo al reportado.

«¿Este tema parece estar muy allí de ti?», dice la presentación del estudio. Forbidden Stories explica que lo denunciado afecta a personas de todos los rincones del mundo. «El apetito mundial por la carne de res está acelerando la catástrofe climática integral: cerca de de dos tercios de la deforestación amazónica está relacionada con la vacada», advierte la estructura.

JBS es una de las 15 compañías de alimentos más grandes del mundo, según el ranking anual de Forbes. Solo en 2022, la multinacional sacrificó una media de 75.000 cabezas de reses al día, abasteciendo de carne cruda a clientes en más de 190 países, dice la investigación. Marfrig y Minerva tienen cerca de la medio de esta capacidad. No obstante, siguen siendo dos de las empresas más grandes en la industria.

De acuerdo al hallazgo, todas estas plantas exportaban a regiones como la Unión Europea (UE), Reino Unido y China. Nestlé y la empresa alemana Tönnies se encontraban entre las compañías que aparentemente compraron carne de las plantas que aparecen en el estudio, detalla The Guardian en su reporte del caso. En la letanía todavía aparecían decenas de compradores mayoristas en varios países de la UE. Algunos forman parte de la red de proveedores que abastecen a escuelas y hospitales.

Regulaciones adoptadas en abril por la Unión Europea establecen que los productos importados no pueden vincularse a ninguna deforestación ocurrida posteriormente de diciembre de 2020. Por eso, explica The Guardian, parte de la carne enviada podría infringir las leyes dictadas para combatir la deforestación en las cadenas de suministro.

Imagen referencial de la investigación sobre deforestación en el Amazonas.

¿Qué han dicho las empresas?

Nestlé dijo a The Guardian que dos de las tres empacadoras de carne no formaban parte de su cautiverio de suministro. «Podemos examinar las relaciones comerciales con nuestros proveedores que no están dispuestos o no pueden atracar las brechas en el cumplimiento de nuestros estándares», agregó la compañía multinacional.

Tönnies, por su parte, dijo que la empresa no tenía claro si recibía carnes de plantas vinculadas con la deforestación en el Amazonas. «Estas empresas brasileñas procesan muchos miles de animales por año para la exportación», dijo al medio inglés.

El pulmón del planeta está en crisis. «El Amazonas está muy cerca de un punto de inflexión», dijo Alex Wijeratna, director de Mighty Earth, una estructura ambientalista de importancia integral. «Este tipo de cifras son muy alarmantes porque el Amazonas no puede permitirse perder esta cantidad de árboles… Esto tiene implicaciones planetarias», resaltó Wijeratna.

La investigación advierte que, en los últimos 40 primaveras, más del 17 % de la selva amazónica ha sido destruida. La comunidad científica calcula que el «punto de inflexión» del Amazonas está entre un 20% y 25%. Superado ese conclusión, la selva se parecerá cada vez más a una sabana y podría provocar el colapso de este protector contra el cambio climático.

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